martes, 9 de abril de 2013

Los niños salvajes, la última película de Patrcia Ferreira.

ELS NENS SALVATGES” (“LOS NIÑOS SALVAJES”) Patricia Ferreira, 2012.



     Precedida por un enorme éxito de crítica y público en el Festival de Málaga, donde consiguió la Biznaga de Oro a la Mejor Película, así como los Premios al Mejor Guión, Actor y Actriz Secundarios (Álex Monner y Aina Clotet), “Els nens salvatges” (“Los niños salvajes”) supone otro regalo de Patricia Ferreira, otra pequeña gran obra como lo fueron algunos de sus anteriores trabajos. “Para que no me olvides” (2005) o “El alquimista impaciente” (2002) preceden a esta historia de niños casi adultos algo perdidos en su pequeño mundo de amistad, familia, estudios y nuevas experiencias, sus pequeñas historias enmarcadas en la gran ciudad.
    
     Ferreira nos cuenta el día a día de tres adolescentes, un trío en el que se mezcla el cariño con las ganas de romper con todo y dar el paso definitivo a la vida adulta. Pero la presión paterna, las dificultades económicas y la violencia se interpondrán en su camino, llegando a unos límites que posiblemente marcarán su vida para siempre. Narrada de una forma valiente y en flashback, la película nos sumerge en una atmósfera de continua incertidumbre y tensión, con un hilo argumental que gira en torno a un instituto de secundaria y la relación de los tres protagonistas con sus respectivas familias. La presión paterna, los problemas de estudios, la violencia en las aulas, el alcohol, la superación personal, el primer amor, la confianza mal entendida o el maltrato invisible se entremezclan para desembocar en las ganas inmensas de crecer antes de tiempo.

     Apoyada en unas interpretaciones magistrales, “Els nens salvatges” puede pecar en ocasiones de caer en algunos clichés típicos de las series televisivas de instituto, pero exalta el enorme potencial interpretativo de la cantera de jóvenes actores españoles y consigue mantener al espectador intrigado hasta los últimos fotogramas de la película. Las historias de estos niños tachados de “salvajes” son las mismas que cada día invaden nuestras ciudades y nuestros periódicos, las de la casa de al lado y las propias. Las de los niños que quieren ser adultos.