domingo, 6 de diciembre de 2015

El gran año de las óperas primas en los Premios Goya.

     27 años cumple ya la categoría a la Mejor dirección novel en los Premios Goya y nunca la lucha por las nominaciones había estado tan reñida. Cuento al menos diez películas que tienen los requisitos para estar entre las cuatro elegidas el próximo día 14. A pesar de no haber visto algunas de ellas voy a intentar adivinar cuáles podrían ser las nominadas siguiendo criterios de lógica, tradición goyesca y mucha intuición…
     Los tres primeros puestos parecen bastante claros a simple vista. “A cambio de nada” (Daniel Guzmán), llega a la carrera de los Goya con una Biznaga de Oro en el Festival de Cine de Málaga, lo que en muchas ocasiones ha supuesto la nominación al Goya en la categoría de turno. Esto unido a la fama de su director y a una historia que se deja ver (a pesar de que resulte intranscendente) le acredita con un pase casi directo a la nominación.
A la película de Leticia Dolera le pasa más o menos lo mismo que a la de Daniel Guzmán. Recibió premio en Málaga, ha sido muy promocionada, alabada y cuenta con una directora bastante conocida para el gran público. Al fin y al cabo los Goya son un acto de promoción del cine español y siempre nos hace más gracia ver en la alfombra roja una cara televisiva que una desconocida… Todo esto sumado a que la película es deliciosa la convierte en una nominación casi segura.
El tercer puesto se lo daría a la ópera prima de Dani de la Torre, “El desconocido”, un brillante thriller protagonizado por Luis Tosar. Y tener a Luis Tosar te asegura muchas cosas: por un lado que los académicos la vean, por otro la nominación más que probable a actor protagonista… Y por inercia la nominación a Dirección novel.
     Siguiendo esta lógica la cuarta película nominada debería ser “B”, de David Ilundain. Suena como segura la nominación a su protagonista Pedro Casablanc y por la misma regla se nominaría también la dirección. Todo esto unido a que la película trata sobre el mayor caso de corrupción del partido del gobierno que ha vapuleado al sector cultural, que los académicos no son precisamente conservadores y que reestrenar esta película dos días antes de las elecciones generales podría alterar el voto de algún votante despistado le dan todas las papeletas para ser la elegida. Pero para esto habría que dejar atrás la recién estrenada “Techo y comida”, cuya protagonista, Natalia de Molina, también suena como segura en el apartado de Mejor actriz. Esta lucha supondría también dejar sin reconocimiento a Lara Izaguirre por “Un otoño sin Berlín”, una película pequeñita pero llena de encanto y con una Irene Escolar que acaba de ser nominada a Mejor actriz en los Premios Forqué.
A este conjunto de películas se le sumaría “Los héroes del mal”, ópera prima de Zoe Berriatúa y que tiene detrás la producción del mismísimo Álex de la Iglesia, expresidente de la Academia de Cine…
     Por tanto, ¿Cuáles serán los cuatro directores elegidos? Mi quiniela señala a Daniel Guzmán, Leticia Dolera, Dani de la Torre y… Creo que los académicos optarán por David Ilundain. El resultado el próximo lunes 14 de diciembre. 
María de las Montañas tiene la nominación casi asegurada.

jueves, 3 de diciembre de 2015

La peor noche de Raphael.



     Hace 15 años que Álex de la Iglesia dirigió La Comunidad, thriller cómico con una inmensa Carmen Maura y un elenco de secundarios envidiable. Su gran obra (casi) maestra nos dejó una serie de secuencias que ya forman parte de la historia reciente de nuestro cine y que constituye el centro de una filmografía desigual, llena de resbalones de los que siempre ha conseguido levantarse airoso. La penúltima caída la sufrió hace cuatro años con “La chispa de la vida”, claustrofóbica comedia negra con el insufrible José Mota que cayó en el olvido tan pronto como pasó la temporada de premios. La última caída a los infiernos más profundos del séptimo arte acaba de sufrirla tras el estreno de “Mi gran noche”.
     La película coprotagonizada por Raphael es, sin duda, la gran mancha negra de su filmografía. El conjunto de historias que pretende contarnos resulta un caos, un sinsentido, un enredo de tramas sin gracia ni interés para el pobre espectador que pretendía divertirse como lo hizo con su última película, “Las brujas de Zugarramurdi”. Lo que pretendía convertirse en una especie de homenaje kitsch a Raphael resulta un bodrio mal contado, mal montado y tan artificial como los especiales de Nochevieja con los que las televisiones nos castigan cada comienzo de año. Con fallos de racord que harían llorar al mismísimo Griffith, la película se desquebraja en cada secuencia de la misma manera que el programa que intentan grabar. Si algo tuviese que salvar de la quema serían las interpretaciones, medianamente aceptables y donde hasta Mario Casas consigue por primera vez que no me sangren los ojos cada vez que sale en pantalla.
     Veo en “Mi gran noche” a un director desorientado, quizás pensando más en la taquilla que en la calidad. Si lo que quería era homenajear a Raphael le recomendaría que dirigiese su especial de Nochebuena en TVE: tiene los medios, tiene el talento y seguro que el resultado sería más que aceptable. A pesar de esta catástrofe hecha película guardo la esperanza de que Álex se vuelva a levantar de este resbalón y nos vuelva a regalar alguna nueva obra maestra que seguro tiene guardada en un cajón. 
Al menos sale Terele, y eso siempre es una alegría.