domingo, 24 de marzo de 2019

Dolor y gloria.

     Han pasado dos días y aún no me atrevo a decir nada... No sé qué me pasa... Quizá sea la responsabilidad de escribir sobre el mejor director español, quizá sea el miedo que tengo de hacer una crítica no demasiado positiva sobre el director más adorado de nuestro cine. O quizá lo que simplemente me pasa es que me ha dejado tan confundido que me siento incapaz de escribir nada. Así que os contaré cómo fue la tarde del estreno de "Dolor y gloria", qué me fue pasando por la cabeza, y ya si eso cuento algo de la peli, más que nada por no repetir lo leído y escuchado hasta la saciedad de que es "su película más personal", porque eso ya lo sabemos todos y porque no me atrevo a escribir una crítica sobre mi dios cinematográfico.

     Desde hace algunos años, los estrenos de Almodóvar los vivo con mi madre. Yo estaba muy nervioso porque los estrenos de Almodóvar siempre me ponen nervioso, y cuando llegamos a la puerta del cine me pregunté por qué en Zaragoza no nos disfrazamos los días de los estrenos almodovarianos, tal y como hacen los fans de Star Wars o similares. Llegamos con quince minutos de antelación a la sala más grande de los cines más antiguos (casi los únicos que quedan) de la ciudad. Se apagaron las luces y tras el trailer del biopic de Elton John (sí, otro biopic, otro Oscar para su protagonista) y el de la nueva de Nicole Kidman (con el horripilante título de "Identidad borrada") comenzó la película.

     Cada vez que leo la frase "Un film de Almodóvar" se me ponen los pelos de punta, no lo puedo evitar. Qué buen comienzo, qué ganas de cantar con Pe, qué belleza. Pero (sí, ya llega el `pero´) a pesar de mi entusiasmo y amor hacia Pedro, me costó más de una hora conectar con la película. Y sé que fue más de una hora porque la película comenzó a eso de las 18,50 y cuando miré el reloj (mala señal) eran las 20. Me estaba aburriendo. No le estaba encontrando la gracia, no me estaba emocionando, no me estaba interesando lo más mínimo. Estéticamente perfecta, como siempre. Pero ni la historia me enganchaba, ni me interesaba. Cuando me empecé a derrumbar pensando que iba a salir del cine con la misma sensación de desencanto que con sus dos últimas películas, ocurrió el milagro. Más bien los milagros, con nombres propios. Esos milagros están interpretados por Leonardo Sbaraglia y Julieta Serrano. Esos milagros interpretan los que para mí, son los dos personajes claves: el antiguo amor y la madre. Con ellos todo cobró sentido, con ellos me enganché, por fin, a lo que me estaba contando. Son la esencia, la belleza y la emoción de la película.

     Un día antes había escuchado a Boyero decir que cuando a él le gusta una película no puede dejar de hablar sobre ella. Sin embargo, cuenta que con "Dolor y gloria" el debate acabó a los cinco minutos, señal de que no le había interesado demasiado. Pues bien, cuando se encendieron las luces, mi madre estaba contenta, a L. le había encantado y a D. le había dejado un poco frío. Lo primero que yo dije fue que estaba fuera de mi top 10 almodovariano. Me dijeron que me tranquilizase y la durmiese. Sin embargo, el debate se alargó durante casi una hora. Nos pusimos a intentar analizarla, buscamos cual era esa peli rodada por Almodóvar hace 32 años, y poco a poco le fuimos dando sentido y forma a una película que parece sencilla pero ni mucho menos lo es. Y llegamos a diversas conclusiones: que hay que fijarse bien en las escenas de la madre y el hijo, en las frases que dicen y sobre todo en cómo las dicen. Que el personaje de Asier chirría demasiado. Que no nos gusta cómo se trata el tema de las drogas. Que en algunos momentos nos estábamos fijando más en la decoración de la casa del protagonista que en lo que estaba pasando. Y lo más importante: que no puedo hacer una buena crítica de esta película sin verla una segunda vez. Necesito que pasen unos días, volver al cine yo solo, a una sesión de cuatro de la tarde y volver a intentarlo, porque posiblemente aprecie cosas que el viernes no vi y porque, a día de hoy, no entiendo por qué la mayoría de los críticos y espectadores dicen que es una de sus mejores películas. Necesito dormirla y necesito entenderla. Ya os contaré.



martes, 12 de marzo de 2019

70 binladens. Koldo Serra (2019)

Tibio comienzo de la nueva temporada de cine español.
La nueva película de Koldo Serra, 70 binladens, me ha dejado confundido y decepcionado. Porque lo que parecía que iba a ser una buen thriller ha resultado ser una tediosa y confusa historia sobre dos atracadores que deciden dar un golpe en una sucursal bancaria. Poco más. Nada nuevo durante casi la primera hora, salvo el personaje interpretado por Emma Suárez que le da algo de vida a la película, aunque sea con un guión escrito con calzador y cuya trama no llego a comprender. (A pesar de que sea la verdaderamente importante, más allá del atraco).
Aún así es una película bien realizada, ambiciosa y con buenos propósitos, pero que acaban diluyéndose en una historia inverosímil y que no me interesa en ningún momento.
 Segunda decepción que me llevo con este director tras el fiasco de Gernika, que también prometía mucho más de lo que luego fue. ¡Venga, a la cuarta irá la vencida!

Fotografía: Filmaffinity.
Nota Nosologoyas: 4'5/10


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