jueves, 3 de diciembre de 2015

La peor noche de Raphael.



     Hace 15 años que Álex de la Iglesia dirigió La Comunidad, thriller cómico con una inmensa Carmen Maura y un elenco de secundarios envidiable. Su gran obra (casi) maestra nos dejó una serie de secuencias que ya forman parte de la historia reciente de nuestro cine y que constituye el centro de una filmografía desigual, llena de resbalones de los que siempre ha conseguido levantarse airoso. La penúltima caída la sufrió hace cuatro años con “La chispa de la vida”, claustrofóbica comedia negra con el insufrible José Mota que cayó en el olvido tan pronto como pasó la temporada de premios. La última caída a los infiernos más profundos del séptimo arte acaba de sufrirla tras el estreno de “Mi gran noche”.
     La película coprotagonizada por Raphael es, sin duda, la gran mancha negra de su filmografía. El conjunto de historias que pretende contarnos resulta un caos, un sinsentido, un enredo de tramas sin gracia ni interés para el pobre espectador que pretendía divertirse como lo hizo con su última película, “Las brujas de Zugarramurdi”. Lo que pretendía convertirse en una especie de homenaje kitsch a Raphael resulta un bodrio mal contado, mal montado y tan artificial como los especiales de Nochevieja con los que las televisiones nos castigan cada comienzo de año. Con fallos de racord que harían llorar al mismísimo Griffith, la película se desquebraja en cada secuencia de la misma manera que el programa que intentan grabar. Si algo tuviese que salvar de la quema serían las interpretaciones, medianamente aceptables y donde hasta Mario Casas consigue por primera vez que no me sangren los ojos cada vez que sale en pantalla.
     Veo en “Mi gran noche” a un director desorientado, quizás pensando más en la taquilla que en la calidad. Si lo que quería era homenajear a Raphael le recomendaría que dirigiese su especial de Nochebuena en TVE: tiene los medios, tiene el talento y seguro que el resultado sería más que aceptable. A pesar de esta catástrofe hecha película guardo la esperanza de que Álex se vuelva a levantar de este resbalón y nos vuelva a regalar alguna nueva obra maestra que seguro tiene guardada en un cajón. 
Al menos sale Terele, y eso siempre es una alegría. 

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