miércoles, 18 de abril de 2018

Mi querida cofradia y Las distancias

Tengo la fortuna de haberme criado en una familia cofrade, viviendo muy de cerca todo lo que se cuece en la Semana Santa, (en mi caso la zaragozana), y por eso tenía tantísimas ganas de ver "Mi querida cofradía", ópera prima de Marta Díaz de Lope. Conociendo tan bien cómo funciona este tenebroso mundo me hubiese esperado un thriller lleno de traiciones, mentiras, amenazas y conflictos de intereses que mueven este mundo donde se olvidan por completo todos los principios éticos que tanto promulga la religión cristiana. He visto como monstruos disfrazados con sus hábitos eran capaces de todo con tal de mantenerse en un cargo que en realidad no les aporta ningún beneficio personal salvo el de posicionarse en la cúspide de su insignificante pirámide social semanasantera. Podría decir que en la Semana Santa he visto lo peor del ser humano, por ello me esperaba una película más atrevida, irreverente y más envuelta en ese humor negro que tanto nos gusta a los españoles. Pero aunque se me haya quedado un tanto corta en su planteamiento, la película resulta tan entretenida y con unas interpretaciones tan solventes que le perdono no haber indagado más en lo tenebroso de este mundo. Protagonizada por una correctísima Gloria Muñoz se agradece ver una comedia que no caiga repetitivamente en los tópicazos de las películas españolas de humor de los últimos años y se centre más en la lucha de la protagonista por romper las reglas machistas y anticuadas de una Semana Santa tradicionalmente dominada por los hombres. Desde la elección de los temas musicales hasta algunos planos tremendamente atractivos y vistosos, todo encaja en este largometraje al que quizás no le augure premio en Málaga pero sí una satisfactoria vida comercial basada en el boca a boca y una ascendente y prometedora carrera profesional de su joven directora.

Y tras el buen sabor de boca de la comedia anterior llegó la incomodísima "Las distancias", dirigida de nuevo por otra joven, Elena Trapé, y que me mantuvo perturbado desde los primeros minutos hasta los títulos de crédito finales. Yo siempre he sido más de dramas que de comedias (en todos los sentidos), y al contrario de lo que me ha pasado con la película anterior, en esta me esperaba menos de lo que ha resultado ser. Porque a pesar de conocer la sinopsis a simple vista poco atractiva (un grupo de amigos van a visitar a otro residente en Berlín y a partir de allí comienza el drama...) este largometraje es capaz de colocar al espectador como un espía que vigila nervioso todo lo que está sucediendo por medio de esa cámara subjetiva tan inquietante, que no deja un momento de respiro a pesar de su simplicidad, con esos momentos de silencios que son capaces de contarte toda la historia sin necesidad de guión y con unas interpretaciones aparentemente sencillas pero absolutamente complejas. Y además la protagoniza Alexandra Jiménez, actriz por la que siento especial devoción y no solo porque sea paisana, sino porque está demostrando película a película que es capaz de hacer de todo y encima hacerlo todo bien, ya sean papeles cómicos o dramáticos, ya sea "Spanish movie" o "100 metros", posicionándose como una de las mejores actrices de nuestro cine que es ejemplo de carrera sólida ganada paso a paso. Se lleve la Biznaga o no, a falta de cuatro días para mi es la ganadora del festival.

Miki Esparbé, Elena Trapé y la Biznaga (espero) Alexandra Jiménez.


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